No teniamos cinturon de seguridad en los columpios. El objetivo era llegar tan alto como pudieras, y entonces lanzarte hacia lo que de pronto parecia ser la estratosfera.
Cabalgabamos nuestras bicicletas sin casco, sin zapatos, y a veces casi sin ropas.
Jugabamos en plena calle, en grupos escandalosos, chapoteando en charcos que la lluvia dejaba de regalo, saltabamos al rio desde piedras enormes, y manejabamos tablas montadas en cajas de bolas en contra del trafico.
Disparabamos tirapiedras cargados con semillas y rocas, apuntando bajo porque los adultos comentaban que podias sacarle un ojo a alguien.
Nos lanzabamos en paracaidas hechos con sabanas desde los arboles. No teniamos crema bloqueadora para el sol y en verano adquiriamos piel de lagartija, porque se nos caia a pedazos.
Nos sacabamos los dientes atandolos a una cuerda y tirando de ella.
Corriamos con tijeras en la mano, tumbabamos mangos a pedradas, y volabamos papalotes a traves del entresijo de cables electricos de cualquier calle.
Pero nuestras madres, por seguridad, despues de comer nos hacian esperar una hora antes de zambullirnos o darnos una ducha.
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