viernes, 17 de junio de 2011

Pérdidas.

Ella llora.
Llora la zozobra de llaves no encontradas;
         (su puerta no se abre con un simple
y entonado sésamo).
Una lágrima llueve a la juntura de sus labios
que brotan de una mueca que promete sedición.
Pobre muchacha
yo tenía un amigo de correr descalzo  por la lluvia,
de tomar fortines con la risa.
Un amigo que se fue como robado por la ira,
y solo dejó los vidrios rotos de su sombra.
Tuve una casa llena de escondites
para romper la desmemoria donde andan

la silueta,y los ojos, y las manos de mi madre.
Viví en un pueblo sin tranvías,
lleno de rocas, de montañas,
donde cada hombre vive el suplicio
de ser bautizado Sísifo. 
Un país habitaba  la palma de mi mano,
la llenaba del jugo tibio del azúcar;
aquel animal que se alimentaba de hombres
hasta que se lo llevó una refinada  indigestión.
Y por allá, cerca del pulmón
estaba mi fábrica de latidos torrenciales,
donde hizo casa una muchacha
hasta que se escapó a la otra orilla del mundo.
Un amigo.
Una casa.
Un pueblo.
Un país.
Una muchacha.
Un corazón.
Y usted;

usted llora por sus llaves.    

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Spain.

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